Inteligencia Artificial y Administración Pública
- Javier Sánchez Galicia

- 15 jul
- 7 Min. de lectura
El mundo ha ingresado de lleno en la tan anunciada transformación digital impulsada por la cuarta revolución industrial, una etapa marcada por el desarrollo acelerado de tecnologías como la Inteligencia Artificial. Esta área, que combina investigación avanzada con aplicaciones prácticas de alto impacto, promete transformar de manera profunda las políticas públicas y los servicios gubernamentales. Si bien los beneficios más visibles apuntan hacia una mayor eficiencia y eficacia en la gestión estatal, esta revolución también plantea retos complejos para las administraciones públicas de los países en desarrollo, donde persisten limitaciones significativas en materia de infraestructura, talento humano y recursos para implementar —y sostener— tales avances tecnológicos.
De acuerdo con la Carta Iberoamericana de Inteligencia Artificial (2023), en la Administración Pública, la IA es:
Un tipo especial y disruptivo de tecnología de la información y comunicación (TIC), basada en la utilización de datos y algoritmos, capaz de generar aprendizaje y comportamiento considerado autónomo y/o inteligente, así como desarrollar tareas habitualmente entendidas como humanas, centradas en la consecución de determinados objetivos, incluyendo diferentes ámbitos de aplicación, entre otros, la percepción, el razonamiento o la acción (p. 6).
Explicado de manera sintetizada, la IA se refiere a la capacidad de las máquinas para exhibir una inteligencia similar a la humana, por ejemplo, resolver un problema con independencia de algún software manufacturado (Chui, 2017). La IA ofrece un enorme potencial transformador para el aumento y la sustitución potencial de tareas y actividades humanas dentro de una amplia gama de aplicaciones industriales, intelectuales, sociales y en el sector público (Helbing et al., 2019). Estamos en la fase inicial de la cuarta revolución industrial (Schwab, 2017), provocada por la analítica de datos (que ya habíamos referido al inicio de este capítulo), el internet de las cosas, la robótica y los programas basados en inteligencia artificial; de acuerdo con la Comisión Europea, “a new industrial revolution, driven by new generations of digital technologies such as big data”.
En consecuencia, las nuevas tecnologías digitales están cambiando rápidamente el panorama de la prestación de servicios públicos, pues los dispositivos móviles, combinados con aplicaciones, llevan los servicios públicos en línea a cualquier lugar donde se encuentre el ciudadano (Henman, 2020). El razonamiento de Shava y Hofisi (2017), sustentado en los avances tecnológicos, plantea el hecho de que la IA ya está generando un efecto importante en el valor del trabajo, y para los principales segmentos de la población el valor humano ahora se determina por el costo de la inteligencia artificial equivalente, por lo tanto, la administración pública tendrá que responder a esta realidad.
Debido a que el nivel de satisfacción de los ciudadanos ante las ofertas del gobierno digital deja mucho que desear, la IA puede ser una forma de cerrar la brecha, al tiempo que mejora la participación ciudadana y la prestación de servicios (Mehr et al., 2017). Las IA tales como el machine learning, los sistemas basados en reglas, el procesamiento del lenguaje natural y el reconocimiento de voz, cuando son adoptados en el sector público, tienen implicaciones potenciales para diversos aspectos del accionar gubernamental, incluyendo el funcionamiento interno de las agencias gubernamentales, la relación entre los gobiernos y ciudadanos, y el papel de los gobiernos como reguladores (Dwivedi et al., 2019). Según Dwivedi et al. (2019), los impactos de la IA en la gestión pública contemplan tres aspectos:

Primero, sobre la fuerza laboral del sector público, al delegar la toma de decisiones a la IA; lo cual resultaría una clara amenaza clásica de la sustitución laboral.
Segundo, direccionar el incremento de la dinámica en la toma de decisiones públicas respaldada por IA, debido a que sus aplicaciones tienden a introducir aspectos no transparentes, pues se reduce la capacidad de los no expertos para auditar los mecanismos que conducen a los resultados de las decisiones.
Tercero, la disminución de cuestiones de opacidad en relación con el desempeño de la IA y su asequibilidad con la población; pues los algoritmos de IA tienden a sugerir que el nivel de transparencia, trazabilidad y explicabilidad son inversamente proporcionales a su complejidad.
Actualmente, se consolida la tendencia de que muchas tareas tradicionalmente desempeñadas por seres humanos pueden ser realizadas, de forma más eficiente y precisa, por sistemas basados en Inteligencia Artificial. Esta afirmación respaldada por estudios recientes sugiere que, en diversos ámbitos, las funciones ejercidas por burócratas humanos podrían ser complementadas —e incluso sustituidas— por algoritmos inteligentes (Bullock, 2019).
Es un hecho que los nuevos dispositivos tecnológicos sustentados en IA tienden, a largo plazo, a reemplazar parte del trabajo humano, lo cual plantea una amenaza latente para el futuro de la administración pública. Frente a este escenario, los gobiernos se ven en la necesidad de impulsar iniciativas de formación y capacitación que permitan a sus trabajadores adaptarse al uso de estas tecnologías emergentes (Shava y Hofisi, 2017).
Inteligencia Artificial en el sector público de México
Diversos esfuerzos han mostrado el creciente interés por desarrollar la inteligencia artificial en México. Entre ellos podemos mencionar el informe Hacia una estrategia de la IA en México: aprovechando la revolución de la ia, a cargo de la Embajada Británica en México, en colaboración con la organización Oxford Insights, la compañía C-Minds y el apoyo del gobierno mexicano y diversos expertos en el tema (Martinho-Truswell et al., 2018; Mejía y Torres, 2020; García-Benítez y Ruvalcaba-Gómez, 2021). Ésta es una guía valiosa para aprovechar las oportunidades que ofrece la IA en México, con una urgente necesidad de crear una estrategia nacional integral para aprovechar el potencial que ofrece esta revolución.
En tres momentos clave se ha buscado impulsar una estrategia nacional de Inteligencia Artificial en México el arranque de una política de Estado ante la creciente digitalización del país, el desarrollo de un marco regulatorio y otro tipo de acciones más específicas que han impulsado los sectores público y privado en materia de inteligencia artificial. Un primer momento está relacionado con las reformas constitucionales que dieron forma a la Estrategia Digital Nacional en el mandato del presidente Enrique Peña Nieto; el segundo, es el informe Hacia una estrategia de la IA en México: aprovechando la revolución de la ia, considerado como el punto de partida para la creación de una estrategia nacional de IA; y el tercero se basa en las acciones desarrolladas en medio de la transición entre los gobiernos de EPN y AMLO.

Lo cierto es que durante la transición política entre ambos gobiernos no hubo liderazgos claros que promovieran la adopción de una estrategia nacional de IA, por el contrario, se presentaron diversos esfuerzos dispersos en los diferentes sectores. Incluso, la transición política diluyó también la mezcla de esfuerzos entre el gobierno de Peña Nieto con Oxford Insights, C-Minds y la Embajada Británica en México. En mayo de 2024, la Alianza Nacional de Inteligencia Artificial (ania) publicó la Propuesta de agenda nacional de la inteligencia para México 2024-2030, cuyo objetivo es establecer un marco de referencia que promueva la integración de la Inteligencia Artificial como un motor de la inclusión y el desarrollo social, económico y educativo del país, la investigación científica, el desarrollo tecnológico, la innovación y emprendimiento ético, responsable y equitativo.
Entre las distintas iniciativas destaca la integrada por la Agenda Nacional Mexicana de Inteligencia Artificial, realizada por la organización IA2030Mx, que busca impulsar la exploración, investigación, desarrollo y uso de la IA en el país (Del Pozo et al., 2020; García-Benítez y Ruvalcaba-Gómez, 2022). También cabe mencionar iniciativas como el Programa para el Desarrollo de la Industria del Software y la Innovación (Prosoft), que promueve el desarrollo y la adopción de las tecnologías de la información y comunicación en México; y no es menor la mención de los Principios y guía de análisis de impacto para el desarrollo y uso de sistemas basados en inteligencia artificial en la administración pública federal, que busca establecer principios éticos y guías para el análisis de impacto de la IA en la administración pública (Ruvalcaba-Gómez y García-Benítez, 2023).
De la misma manera, la adopción de la IA en los gobiernos a nivel subnacional presenta oportunidades para mejorar la eficiencia y la eficacia de los servicios públicos, siempre y cuando se superen retos como la protección de datos personales y la privacidad de los ciudadanos, y el aumento de formación y capacitación de los servidores públicos en su uso y gestión. Por todo lo anterior, es evidente que la colaboración entre los diferentes actores es clave para maximizar los beneficios que representa el uso de la Inteligencia Artificial en el sector público de México. A manera de conclusión:
Referencias:
Bullock, J. B. (2019). Artificial intelligence, discretion, and bureaucracy. The American Review of Public Administration, 49(7), 751–761.
Chui, M. (2017). Artificial intelligence: The next digital frontier? McKinsey Global Institute.
Del Pozo, C., Gómez, C., & Martínez, C. (2020). Agenda nacional mexicana de inteligencia artificial.
Dwivedi, Y. K., Hughes, L., Ismagilova, E., Aarts, G., Coombs, C., Crick, T., ... & Galanos, V. (2019). Artificial intelligence (AI): Multidisciplinary perspectives on emerging challenges, opportunities, and agenda for research, practice and policy. International Journal of Information Management, 101994.
Helbing, D., Frey, B. S., Gigerenzer, G., Hafen, E., Hagner, M., Hofstetter, Y., ... & Zwitter, A. (2019). Will democracy survive big data and artificial intelligence? En Towards digital enlightenment (pp. 73–98). Springer.
Henman, P. (2020). Improving public services using artificial intelligence: Possibilities, pitfalls, governance. Asia Pacific Journal of Public Administration, 42(1), 1–13.
Martinho-Truswell, E., Miller, H., Nti, I., Petherman, A., Stirling, R., Gómez, C., & Martínez, C. (2018). Hacia una estrategia de IA en México: Aprovechando la revolución de la IA.
Mehr, H., Ash, H., & Fellow, D. (2017). Artificial intelligence for citizen services and government. Ash Center for Democratic Governance and Innovation, Harvard Kennedy School.
Ruvalcaba-Gómez, E. A., & García-Benítez, V. H. (2023). Analysis of artificial intelligence strategies: Comparative study in national governments. En D. Valle-Cruz, N. Plata-Cesar & J. González Ruiz (Eds.), Handbook of Research on Applied Artificial Intelligence and Robotics for Government Processes. IGI Global.
Schwab, K. (2017). The fourth industrial revolution. Penguin.
Shava, E., & Hofisi, C. (2017). Challenges and opportunities for public administration in the fourth industrial revolution. American Journal of Public Affairs, 9(9), 203–215. https://bit.ly/3lSuyCn







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